En los últimos años, una de las preocupaciones más latentes en los equipos de Recursos Humanos ha sido el creciente desajuste entre las ofertas laborales que diseñan las empresas y las expectativas de las nuevas generaciones de talento. Esta brecha no solo afecta la atracción de candidatos calificados, sino también la retención, el compromiso y el desempeño en el mediano plazo.

La llegada de la Generación Z o Centennials al mercado laboral, junto con la consolidación de los millennials como fuerza dominante, ha traído consigo una serie de valores, prioridades y formas de trabajar que contrastan notablemente con las estructuras tradicionales. Mientras las organizaciones muchas veces siguen ofreciendo roles rígidos, con jerarquías verticales y beneficios estandarizados, los talentos más jóvenes buscan flexibilidad, propósito, autonomía, crecimiento continuo y ambientes colaborativos.

Pero ¿dónde está el desajuste?

  • Expectativa generacional: Ellos esperan desarrollo personal y profesional constante, equilibrio vida-trabajo, liderazgo empático, proyectos significativos.

  • Oferta típica de empresa: Las organizaciones ofrecen funciones delimitadas, supervisión tradicional, enfoque en cumplimiento más que en impacto, escasa retroalimentación real.

Este desfase provoca frustración en ambas partes. Los jóvenes se sienten “encajonados” en estructuras que no entienden su lenguaje ni sus motivaciones. Las empresas, por su parte, se enfrentan a una rotación inesperada o un bajo compromiso que no saben cómo resolver.

El puente: el desarrollo de habilidades blandas

Una de las soluciones más efectivas y sostenibles a este fenómeno es apostar al desarrollo de habilidades blandas, tanto en los líderes como en los propios talentos.

¿Por qué? Muy sencillo, porque las habilidades blandas son el lenguaje común entre generaciones.

1. Para líderes y mandos medios:
La formación en habilidades como escucha activa, empatía, comunicación intergeneracional, coaching, liderazgo adaptativo, creatividad, innovación y mentalidad de crecimiento les permite comprender y gestionar mejor las expectativas cambiantes. Ya no se trata solo de dirigir, sino de conectar y acompañar.

2. Para jóvenes talentos:
Incorporar desde el inicio herramientas como gestión emocional, inteligencia interpersonal, negociación, autorregulación, desarrollo de la creatividad, innovación y trabajo en equipo les permite navegar de forma más efectiva en contextos organizacionales diversos, aprender a comunicar sus ideas y adaptarse a distintas realidades corporativas.

Beneficios tangibles

 

Es un proceso de transformación cultural

Cerrar la brecha entre lo que las empresas ofrecen y lo que las nuevas generaciones esperan no es cuestión de reformular únicamente los beneficios o poner una mesa de ping-pong. Es un proceso profundo de transformación cultural. Y ahí, las habilidades blandas juegan un rol clave: son el puente que conecta realidades distintas con una visión compartida.

Si las empresas quieren mantenerse competitivas, deberán entender que el desarrollo del talento ya no se trata solo de formar técnicos competentes, sino de cultivar personas conscientes, comunicativas y colaborativas. ¿Estás preparado para ese siguiente paso? En Centro de Aprendizaje Transformacional diseñamos e implementamos estrategias para cambios organizacionales profundos, da clic aquí y agenda una reunión con uno de nuestros especialistas.

Fuentes: BBVA, Talana, CENIE